Le debo mucho a tanta gente
que me sobran las razones
para chamuscar mis dientes,
les debo tanto y no parece
pues mi vida se resume
en un soplido
en un mundo de cabezas
un murmullo estropeado
por el tráfico de la gente
le debo tanto a tanta gente
a mi madre por prestarme su vientre,
mi padre por ser tan paciente
a mis hermanos por llevarme de la mano
mientras corría por la vida,
mientras los demás me mienten
le debo un café a mis abuelos fallecidos
le debo un trago a los que ya no están conmigo
a los que se hacían llamar mis amigos
y los que no, pero siempre están presentes
y es que
le debo tanto a tanta gente
a los que en sus lecturas
llevan mi voz a su mente,
le debo golpes a todos los colegas
que una vez por plata fueron
ratas de madriguera
a mis profesores, a mis compañeros
les debo una disculpa
por no echarlos de menos
por abandonar sus sueños y sus corazones
les debo mucho
pero no les debo explicaciones
y es que debo a tanta gente
por pensar que somos menos
pero es más fácil recibir
que robar lo que es ajeno
a los que se aprovecharon
sin duda debo un apretón
de cuello, con mis manos,
lágrimas sin devolución
a los niños que sufren
les debo un mundo mejor
una mejor visión
de lo que es tener compasión
y por último al señor
debo mi salvación,
mis rodillas rotas,
mi caudal de inspiración
y a los que desde metros
me trajeron cicatrices
no les debo nada,
no les debo mi perdón