Marta, la Juez del pueblo, llamado coloquialmente \"La Nevera\", nunca supo cuando perdió la cabeza por Javier un empleado supernumerario de 20 años; desde la primera semana que entró a trabajar en esa oficina del ministerio público como su asistente. Él con cualquier pretexto iba a su oficina: algún oficio no pedido, preguntas que no venían a la caso, obsequios como chocolates, tortas, bebidas,... jugos de fruta que ella aceptaba sin malicia; se acercaba tanto a ella, que ella podía a oler sus feromonas masculinas entre los papelitos con poemas de amor y te quieros, y se fue enamorando y ahí empezó todo...Se veían todos los viernes, en cualquiera de los pueblos vecinos de la Sierra.
Era viernes. La juez y el joven, llegaron a uno de los pueblos cuyas hermosas cabañas de campo son famosas; allí el cielo parece quedar más cerca de la Tierra; en los días despejados se puede casi tocar los luceros y acariciar la luna con las manos. Para esos encuentros él le había regalado una bella valija color rosa en la que ella echaba toda la ropa de viaje incluidos baby dolls \"hilos dentales\" medias de malla, antifaces, zapatos de tacón rojo, perfumes, cremas, afrodisíacos, en fin... le quedaba faltando maleta. Él la invitó a bailar a la discoteca más grande del pueblo, allí se bañaron de música, la bebieron, eran uno. Miel brotaba de sus cuerpos. Ya en el hotel se ducharon juntos y él dijo: \"no me veo en la vida sin ti\"...Marta se extrañó por estás palabras; llevó la valija al baño y allí se maquilló cuidadosamente: labial rojo encendido sobre sus labios, pestañina, se caló las medias de malla, se perfumó, puso un miel en su boca y en sus labios y se dispuso al amor...cuando salió, Javier había encargado una botella de whisky y un vino rojo Como le gustaba a ella.
Eran las 3 de la tarde del domingo, cuando el jefe de la policía y sus ayudantes, acudieron ante una llamada de emergencia al hospedaje; entraron a la habitación de los enamorados vieron una escena que al jefe le pareció la más bella escena vista en su vida. Los dos cuerpos de Los amantes desnudos abrazados en el sublime acto del amor yacían inmóviles. Miró con avaricia las bellas piernas y los torneados muslos de la mujer; no parecía muerta; por encima del hombro derecho del muchacho se levantaba la otra pierna en cuyo pie brillaba un soberbio zapato rojo de tacón.
Marta nunca supo cuando perdió la cabeza por Javier un empleado supernumerario de 20 años desde la primera semana que entró a trabajar en la oficina del ministerio público como su asistente. El muchacho encontraba cualquier pretexto para entrar a su oficina y llevarle algún oficio no pedido hacerle preguntas que no venían a la caso, le obsequiaba chocolates tortas bebidas jugos de fruta que ella aceptaba sin malicia se acercaba tanto a ella que ella alcanzaba a oler sus feromonas masculinas y se fue enamorando ella creía que sola. Y para colmo entre los oficios metía papelitos con poemas de amor y te quieros que ella nunca contestó nunca utilizaba su celular personal para asuntos de trabajo y otros Así que aceptó salir a comer un helado con su subalterno a la salida del trabajo y ahí empezó todo. Se veían todos los viernes en cualquiera de los pueblos vecinos de la Sierra que coloquialmente era llamada la nevera por Los visitantes y por Los visitantes.
Uno de esos viernes llegaron a uno de los pueblos cuyas hermosas cabañas de campo son famosas y allí el cielo parece quedar más cerca de la Tierra en los días despejados se puede casi tocar Los luceros y acariciar la luna con las manos. Para esos encuentros él le había regalado una bella valija color rosa en la que ella echaba toda la ropa de viaje incluidos baby dolls y los dentales medias de malla antifaces zapatos de tacón rojo perfumes cremas afrodisíacos en fin le quedaba faltando maleta.
_¿Has visto cómo nos mira la gente?_dijo ella. Han de creer que soy tu madre.
_me vale _dijo él_¡Pero si te ves más joven que yo!. No concibo la vida sin ti. Anda así calémonos y vamos a bailar a la discoteca más grande de este pueblo al que le llaman coloquialmente la nevera.
Ya allí, se bañaron de música, la bebieron, eran uno. Miel brotaba de sus cuerpos. Luego regresaron al hospedaje y se ducharon. Como es natural a las mujeres Marta llevó la valija al baño y allí se maquilló cuidadosamente se echó labial rojo encendido sobre sus labios se puso abundante pestañina se caló las medias de malla se perfumó puso un poco de miel en su boca y en sus labios y se dispuso al amor cuando salió del baño Javier había encargado una botella de whisky y un pino rojo Como le gustaba a Marta.
A las 3 de la tarde del día domingo la señora dueña de hospedaje al ver que los huéspedes no salían al llamado de una de sus ayudantes, decidió llamar a la policía.
Cuando el jefe de la policía y sus ayudantes entraron a la habitación de los enamorados vio una escena que le pareció la más bella escena vista en su vida. Los dos cuerpos de Los amantes desnudos abrazados en el sublime acto del amor yacían inmóviles. Miró con avaricia las bellas piernas y los torneados muslos de la mujer no parecía muerta por encima del hombro derecho del muchacho se levantaba la otra pierna en cuyo pie brillaba un soberbio zapato rojo de tacón.