Me empezó a sangrar las manos
y la cara, me sangraba
las piernas se me doblaban,
de ese cansancio tan largo
y los ojos, me lloraban.
Llevaba en peso el madero
a golpe de latigazos,
y mis pies, iban sangrando
recorriendo ese sendero,
recorriéndolo descalzo.
La túnica me quitaron
y me dejaron desnudo,
solamente un trapo sucio
de la cintura amarrado,
eso solo me han dejado¡
Todos ríen y me gritan
sin saber a que he venido,
me señalan y critican
sin saber que soy el hijo,
de aquel que me ha mandado.
Poco a poco, sin descanso
subo esa cuesta infinita,
dejando mi sangre de rastro
para aquellos que me sigan,
con este madero cargado.
Ya el camino he acabado
he llegado hasta la cima,
tengo resecos los labios
tengo el cuerpo agotado,
de tanta sangre perdida.
Me han quitado el madero
y han cruzado otro encima,
mi cuerpo han colocado
haciendo cruz con mis manos,
mientras escucho sus risas.
Noto el golpe del martillo
hundiendo en mi piel los clavos,
grito al cielo, exhaustado
soportando tal castigo,
por algo que no he pedido
por algo que no he buscado.
Levantan la cruz al cielo
rodeada por olivos,
dos ladrones son testigos
tres, sufrimos el calvario
por el pecar de los hombres.
Noto la vida que sale
de mi cuerpo, muy despacio
ya no puedo con los brazos
ya no me queda mas sangre¡
y mi aliento, está apagado.
Solo la fuerza me queda
para mirar hacia el cielo,
para decirle al que crea
porque me has abandonado?
viendo, que aquí solo, muero.
Padre, mi alma en ti encomiendo¡
aquí tu hijo, tu esclavo,
pide arrepentimiento
y el perdón de mis pecados
y tal, como era anunciado
por los hombres, aquí muero..