En medio de tormentas pasajeras
que riegan mi camino sin razón,
apareciste tú con desatino
embriagando con tu voz mi corazón.
Si existiese un destino mas travieso
y engañase a este presente estafador,
cambiaría mis deseos por tus besos
que mis labios guardarían sin temor.
Si siquiera el contacto con mi luna
y su mirada fuese solo suficiente,
en la inocencia de su cuerpo que me abruma
perdería mi nostalgia para siempre.
A la distancia como una lenta caricia
vuelve su voz sutilmente, algo lejana,
extrañamente va nombrando con delicia
y un te quiero, que la vuelve mas cercana.