Por entre recovecos
de mi estrecha existencia,
sometido bajo el influjo
de aquel ahogado sentimiento
Solo su presencia regocijaba
las semblanzas de mi contorno,
revelábase mi sonrojo
en aquel amor, primitivo
Por entre laberintos
de mi amartelada existencia,
aventurado bajo los efluvios
de aquel abnegado sentimiento
Con ella, amanecía mi existencia,
sus brazos ceñían mi sustancia;
ansiado desconcierto de amor
aventurado en lascivo anhelo
Como seis en dos, éramos,
en ochos divididos, más,
en desvelados amaneceres,
hambrientos y subyugados,
febriles y sedientos amantes
Entre sábanas, somnolientos,
hasta el tuétano amartelados,
libábamos nuestra sustancia, del
abandono, no acontecía el tiempo,
ambos, convergentes miembros
¡Sin agua ni alimento, solo el viento!