En Coatepeque conocí el abrazo del sol,
de sus manos brotan gardenias,
que expiden su fragante romanticismo.
En la calidad de su piel se abriga diciembre,
el aura de sus calles ilumina cada barrio,
y el griterío se escucha en cada cuadra.
Su boca es nidal de pájaros en libertad,
sus brazos son frondosos árboles que abrazan
y traen gratos recuerdos en casita de maderas.
El progreso se estampa en sus paredes,
sus calles tienen alma y su elocuente voz
declama los versos de sus poetas de antaño.
La modernidad se escribe en poemas,
que brotan de alegrías y nostalgias del alma,
entre suspiros, entre versos y gardenias.
Poema de Fidel Flores, Antología poética Guatemalteca: Entre versos y gardenias