En este amanecer, donde la intensa luz se despeja,
hallé a mi corazón cantando la alegría que dejas.
El saber que en mi mundo tú brillas radiante,
trajo una armonía dulce, serena y constante.
Tienes la suavidad del viento en primavera,
que acaricia mi alma, dejando su huella sincera.
Mi alma, antes errante, en ti encontró su danza,
y ahora se mueve al ritmo de nuestra esperanza.
Tu sonrisa, refugio de mis días grises,
es luz que penetra las sombras deslices.
En tus ojos, el mar, profundo y calmado,
donde mis sueños navegan y fluyen bailando.
Te canto todo el tiempo, mi melodía no tiene fin,
contigo cada momento, es un destino feliz.
En el coro de la vida, nuestro amor es hilo dorado,
tejiendo juntos el futuro, mano a mano, lado a lado.
Cada palabra tuya, música para mis oídos,
la melodía en que me baso, a todo le da sentido.
Semicorchea de música mágica y bella,
la razón por la que de noche, bailan las estrellas.
En el pentagrama de nuestros días, amor se compone,
una melodía que en el alma, todo grita, nada esconde.
Tu amor, como un violín, suave y profundo,
toca la música que me enamora, en un solo segundo.