Un café bien caliente ahora
y la mañana caminará ella sola,
sin abrigo ni manta
ni nada que tenga que ver
con fríos polares
y sensación de tener
la humedad pegada a los pies.
¡Un café!
¡Por favor un café!
con que expresar
lo que quiero,
con que relamer
el borde la taza,
con que absorber
ese néctar
que calienta
y sin saber el por qué,
asciende y asciende
y en esto vuelve a mi ser,
otra vez
el café
y la taza con su base, con su pared,
con su asa
y con esa su decoración
en la que se ven
unos labios carnosos
de mujer.
Por favor, un café
y lo quiero en taza
y si puede ser
que al rodear su cuello
y notar su sencillez,
el fondo de su alma se abra
y salga del interior de su pared
un poco de todo,
el tronco de una mujer,
con sus ojos llenos de belleza,
con su candidez,
algo que sea de intensidad expréss,
para de esta forma romántica
asirme con o sin querer,
al cuerpo que en su interior deja mecer,
entre aromas de café,
el amor que se tiene
cuando se ama a más no poder.