Se apaga el día,
con él la vida,
llega la noche.
Y las violetas
verán los cielos
que tú no veas.
Porque tus ojos,
ya están cerrados
en sueño eterno.
Duerme tu vida
que se ha parado
en un andén.
No tienes nombre,
tampoco abrigo,
estás ausente.
Los cormoranes
se muestran tristes
y ya no vuelan.
Y hasta los sauces,
que son llorones,
no tienen lágrimas.
Murmura el viento
y hablan los robles
con los hayedos.
Todos extrañan,
la risa franca
de los poemas.
Y es que la vida,
se apaga y muere
y no hay palabras.
Cierra la pluma,
cierra los ojos,
duerma el poeta.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/03/24