Aunque el aire enrarecido opaque la luz del Sol,
los habitantes de la aldea confían en su creador;
Así la tormenta arrecie y haga enojar los mares,
los navegantes de la aldea orarán en sus altares;
Aunque la peste invisible les diezme sin compasión,
los nativos de la aldea lograran su contención;
Así los bosques se quemen y la tierra eructe fuego,
los residentes de la aldea no abandonan sus ruegos;
y aunque una nueva amenaza cambie sus formas de vida,
los humanos de la aldea, no aceptan su lucha como perdida.