Loky

TIEMPO PERENNE

Un puñado de estrellas esparcidas por mi interior, nacieron unas en la fragua de la soledad, otras al son del silencio monastérico unas más en la confusión de los días, y en la hora de la duda, entre las rodillas y el piso; no son demasiadas como quizas esperas, pero son de buena ley, y no de ajenjo con capa de miel, como fue en el paraíso; de esas que hoy se venden en la plaza, y te ofrecen los mercanchifles seductores; encontrarás buen favor y agradecimiento en ellas, segura irás en esos días negros de desaliento, te alumbrarán en la oscuridad y calentarán tu corazón en las noches invernales, más yo después de vivir este tiempo perenne, caminaré seguro al atardecer en el lago dorado de tus ojos sinceros.