Yo siento en el alma el pesar de tus pesares
y escucho en las noches el profundo clamor,
de aquél día cuando llegaste a los altares
en medio de la angustia que te dejó el amor.
Han pasado muchos meses de frutos olvidados
y las gentes siguen escuchando sin razón,
de lo que contabas de los días despiadados
que fue el tormento para tu enfermo corazón.
Hoy eres ascendencia de abolengos silenciosos
que eran grandes y muy abiertos a la oración,
pero un día se alejaron como seres misteriosos
para olvidar tu triste despertar sin niguna razón.
Hoy recuerdo cuando el repicar del campanario
las palomas currucuteaban en el viejo palomar,
y acosadas por el tiempo y el afán del calendario
se fueron despacito como las briznas a la mar.
Por eso quiero hoy al recordar tu triste episodio
que tu vida se fortalezca y un dia puedas alcanzar,
el perdón por el tan lamentable y tendencioso odio
que ha nacido de tus entrañas por culpa del azar...
RAMBAL.