Una niña huérfana caminaba descalza por las calles,
nada sabía,
nada aspiraba,
estaba sola,
corría a su suerte,
pero el destino la llevo a un albergue
donde la criaron,
se destacó por su belleza y gran inteligencia,
estudió ciencias, formó familia,
entregó su vida a los demás,
su espíritu vive por siempre.
(*) Para construir sueños uso una mesa con cubierta de porcelana en forma de infinito sostenida por piernas de oro y marfil.
La promesa es vivir eternamente, no es un regalo, hay que ganárselo día a día durante toda la existencia.
Amaos los unos a los otros nos dijeron, es el camino cierto, comenzando por amarse a sí mismo.