HUMILDE CONFESIÓN
Eres mi única e insustituible compañera de viaje,
aminoras cada día mi pesada carga y me prestas
a menudo tu equipaje sin importarte quedar a la
deriva.
Posees ese enigmático faro que ilumina las oscuras
noches marinas, evitando que mi vetusta barca
choque contra los intempestivos témpanos de hielo.
Tu mágico amor genera la límpida energía solar
que impulsa los caducos motores de mi existencia.
Tu sacra imagen ha sido esculpida en los profundos
confines de este convulsionado y deteriorado ser.
Mi alma se ha fusionado, para siempre, con la tuya
formando un nuevo y encantador cuerpo celeste
en los contornos de ese misterioso e infinito universo.
Jaime Muñoz, marzo 6 de 2024