Renuente ante la sensatez, prosigo,
prefiero estar así, para oprimir dolores,
prefiero forjar frases y que los espantos
de mi ser se mueran poco a poco
junto a los esparcimientos de mi alma,
consiento dibujar gestos obligando
fisonómicamente a las sonrisas del invierno
a que solapen, silentemente, con calma
a todos los entes de mi entresijo,
en un acto de crueldad, con rigurosidad,
para no tener que responder pesquisas
que el mundo me hará con carcajadas,
mientras sigo indómitamente en posesión
de la fuerzas que han cercenado
a mi aliento sin conmiseración,
pero sigo sujetado a mi corazón.