Desprevenida, alejada del presente, lucía.
Nunca supe de dónde emergió ese sujeto.
Se acercó y muy galante y hacia mí, Él venía.
Cómo tratarlo, eso sería para mí, un reto.
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Él, se acercó, con un tono muy misterioso.
¡Hola! Repitió con un eco qué, me asustó.
Atenta, solo pensé qué era un tipo curioso.
Pues no, en el sillón, sin venia, se acomodó.
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No te asustes que, no muerdo, me replicó.
Soy precavida y esquiva, así que, me paré.
El “evita” de mi mamá en mí, claro resonó.
El Adán, recio me gritó y sé qué, algo evité.
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¡Ante este impasse, comencé a conocerme.
La lección fue aprendida y debo cuidarme!