Avanzar pesa menos cuando pienso en tu risa, en tu ejemplo, en tu fuerza, en tu valentía y carisma.
Llorar es de humanos y nos engrandece, pero mis lágrimas escondo para aparentar ser fuerte.
Aceptar que te fuiste es convertirte en flor en poemas, en versos, arcoíris y amor.
Aceptar que te fuiste es invitar al dolor, saludarlo, abrazarlo y después decirle adiós.
Aceptar que te fuiste no significa olvidar, es abrazar la angustia y junto a ella cantar.
Amarte de primero nunca fue tu elección, dar sin pedir a cambio era tu lema de honor.
Hoy al pasar del tiempo aún no te digo adiós, te recreo en mi mente y regresa el dolor.
Un día a la vez avanzamos con Dios, con la fe de la mano todo lo puedo yo.
No soy víctima de tu partida, de las circunstancias o del dolor. No soy la más fuerte, ni soy yo la excepción, todos cargamos mochilas de alegrías y dolor.
Sanar toma tiempo, aún duele mi corazón, te me fuistes muy temprano y eso aumenta mi dolor, pero de ti herede la fuerza del rey León y aunque sea a paso lento te convertiré en canción.
Una oración hasta el cielo que otro ángel se ganó, eres el premio más grande que puede tener mi Dios.