Como yegua desbocada
intenté que no te fueras,
te agarré por la cintura
me agarraste con las piernas,
y gritabas alocada¡
Que a pelo me cabalgabas
dando botes sin censura,
y mis manos sujetabas
agarradas por las tuyas,
a golpes de duras nalgas.
Que tus pechos me tenían
acorralada la cara,
que entre ellos respiraba
y me ahogaba en sus caricias,
pero tú, no los quitabas.
Que mi lengua viperina
recorría tus senderos,
no hubo lugar de tu cuerpo
que se quedara a escondidas,
y sucumbiste al deseo.
Si los gritos que antes dabas
en gemidos se tornaron,
los míos fueron callados
por el sabor de tus labios,
que recorrían mi cuello.
Y que si estuve cansado
me mantuve fiero y firme,
aguanté para no irme
pero todo fue un engaño,
y me fui, y tú te fuiste¡
Que el licor que te dejaba
en tu cuerpo derramado,
se juntó con tu licor
sobre mi cuerpo mojado,
de la pasión y el sudor.
Si ahora mi corazón
lo noto muy alterado,
me esperare acostado
a tener respiración,
porque una vez, no ha bastado.
Y otra vez vuelves a mi
como yegua desbocada,
y otra vez vuelta a gemir
y a gritar desconsolada,
son tus piernas y tu cara
y tus caricias sin fin,
y otra vez, estas mojada
y otra vez, vuelves a mi.