Recuerdo que jurabas que me amabas,
no olvida, aunque lo quiera el corazón.
Decías que sin mí te morirías,
así como una rosa expuesta al sol.
Recuerdo y lo confieso sin remilgos
que siempre yo creí en tu fiel amor;
y ahora, que consciente estoy de todo,
me duele que ganara tu traición.