El agua cristalina seguía su camino,
La vegetación orlaba la ribera,
Las Flores perfumaban, era la primavera,
El Sol las marchitaba, era su destino.
Aparecístes con tu cántaro en la cintura,
Embelesado contemplé tu rostro bello,
En tus ojos negros, hermoso destello,
exclamé, ¡Qué Bella Criatura!
Una grandiosa sonrisa brotó de tu boca,
Tu Cabellera negra a la luz del Sol brillaba,
Sobre una piedra colocaste tu ropa
y como por arte de magia tu voz escuchaba.
Era una deidad, preciosa cual ninguna,
de las rosas más lindas, las junte una a una,
de tu sensual belleza, creí ser tu dueño,
de Pronto desperté y me dije, ¡Era Un Sueño!