Mirlilla

Patria

Llueve a mares en Granada, 

y se mojan los cartones, 

y con ellos las camas, 

y con ellas las almas. 

Llueve a mares en Granada,

y no se inundan las mansiones,

ni se mojan las estanterías 

llenas de privilegios.

Ni las inclemencias del tiempo,

ni las injusticias

parecen cortar la digestión de aquellos

que hablan del orgullo a la patria con el estómago lleno.

¿Orgullo a la patria?

¿La misma que deja desamparadas

a las personas más necesitadas,

no importando si son españolas,

marroquíes o peruanas?

Esa patria que coopera 

con estados genocidas.

Esa patria que segrega,

que construye vallas, 

que nos separa,

que nos diferencia. 

Esa patria que pone el ojo para crear barreras

y mira hacia otro lado cuando se asesina en ellas. 

Esa patria que señala al inmigrante 

que huye de la miseria

y lava la cara de las multinacionales,

éstas son el verdadero parásito.

Las mismas que roban el dinero

de ese inmigrante en su propio país.

Esa patria que no tiene memoria

y esconde sus vergüenzas en fosas comunes.

Esa patria que ridiculiza al feminismo,

tratando de hacer caer en el olvido 

a aquellas mujeres que dieron su vida,

desmereciendo a aquellas mujeres 

que hoy se dejan la piel. 

Esa patria clasista, casposa y chovinista,

cuya única defensa es el simbolismo.

Cuyos únicos seguidores son aquellos

que acaparan la mayor parte de la riqueza 

o de la ignorancia.

Españoles y españolas somos todas,

sobre todos los de abajo,

la clase trabajadora.