Llegaste como la luna,
al caer la noche.
Abrigaste
las zonas mas frias del alma.
Ibas desarmada,
dispuesta para cualquier batalla,
sin darte nunca por vencida.
Permaneciste sin alterar nada
desde un silencio complice,
que todo lo cura.
No tenias prisa por vivir:
¡Lo portante era el momento!.
Hacias que la periferia fuera centro.
Cualquier cosa ordinaria podia ser algo \"extra\".
Fuiste como lluvia fina caída del cielo en pleno estio.
Convertías cada diario en festivo.
A tu lado se extiguían
las señales de peligro.
El paraiso quedaba
unos metros
antes del precipicio:
¡Bastaba con mirarlo!
Cada final se transformaba
en un nuevo principio:
¡Hasta otro día!.
Practicabas la etica con estetica:
\"¿A qué me queda bien?\", decías.
La vida es como una novela,
repleta de imprevistos.