Lourdes Aguilar

DOS PÁJAROS, SEÑOR

Dos pájaros venidos de algún monte cercano
ilusionado tan solo con la rama de un árbol
una rama tan solo para hacer ahí un nido
un nido tibio, Señor, donde crecer sus polluelos

Tan pocos altos y robustos hallaron 
y entre tanta basura y ruido rodeados
que de inseguridad y miedo temblaron
un miedo frío, Señor en sus corazones de aves

Mas no había más remedio que seguir su instinto
y a la tarea volcaron sus esfuerzos precisos
reuniendo sus pajas, hilvanado su nido
cantando, Señor a la aurora con esperanza y amor

El árbol florecía de gusto, se mecía contento
alrededor del nido brotaban verdes retoños
sus secas hojas caían como mudando vestido
feliz también, Señor a pesar de la basura y el ruido

Al cabo de un tiempo la labor terminó
y dos brillantes huevos coronaron el nido
y agradecidas las aves la eclosión aguardaron
mas la maldad Señor, se cernió sin piedad

Por mano del hombre inconsciente
que la belleza pervierte y destruye
los tiernos trinos atrajeron rufianes
y entre pedradas y risas tumbaron el nido
destruyendo también, Señor, el corazón de las aves

¡Cuántos nidos, Señor, se destruyen a diario
después de iniciar con paciencia y esmero
Después de cantar al alba su esperanza y dicha
a pesar del tumulto grosero y gran inmundicia 
con su amor la alegría y el agradecimiento esparcen
hasta que la envidia y el odio los atacan con saña!
 
¡Cuántos cantos que antes se elevaban felices
¡Ahora gimen y lloran inconsolables por días!
¡Cuántos nidos otrora humildes y cálidos
son despojos informes que los bichos invaden!
¡Cuántas ramas se quedan desnudas
después del criminal y alevoso ataque
cuántos corazones, Señor, inocentes y castos
quedan entre risas, sangrantes y rotos!