No soporto el sonido de mis pensamientos
oscilando en torno suyo
he sobrevivido cada noche a sus caricias
a la ausencia de mi seguridad,
a la desprotección de sus besos,
a los años perdidos en este tiempo
en el que no está y en el que solo llorar
es devastador y cuesta caro.
Así pues te suplico, ríndete temeroso
como anhelado al encuentro de mi mente,
ríndete no causes más daño con tu ausencia
ríndete olvido, ríndete silente a mi demanda
acude presto a atender la plegaria de cada noche
cada, día y cada hora en que mi cobardía
me muestra la oscuridad y la nostalgia
de no tener cerca quien se ama...