Brian Carmona

DESAYUNO CONTIGO

 

En una urbe vasta, bajo cielos de cristal,

donde los sueños tejen el drama del día.

Una dama de gracia, libre cual vendaval,

solitaria desayuna, en tranquilidad y armonía.

 

Dany, flor nocturna de espíritu libre,

de ojos que guardan secretos profundos.

Encuentra en las joyas de valor increíble,

un refugio seguro, un amor de solo segundos.

 

Fred, su vecino, en su mundo se cuela,

para él es incierto un trozo de pan en su mesa.

En el caos de Nueva York, la luna los consuela,

desde que está con él, el dólar poco le interesa.

 

Dany, como el viento, no se deja atrapar,

su corazón es un pájaro ansioso por volar,

Fred, con su pluma, intenta descifrar,

el enigma de amar sin poseer, solo de admirar.

 

En Manhattan desayunan, entre brillos y cristales,

donde los miedos se apaciguan y las penas se olvidan.

Aunque sus caminos vayan por sendas desiguales,

no hay veneno al portador, ni letras que lo impidan.

 

Así cuentan las estrellas, en susurros al oído,

un amor en Nueva York bajo la luna ha nacido.

Los desayunos son promesas de un nuevo día,

y los sueños de libertad, el motor de su energía.

 

Fred, testigo, con su tinta lo inmortaliza,

aunque Dany en otra cama su recuerdo minimiza.

Los dos son conscientes y las estrellas del cielo,

a medias no es jugar, es tan solo su modelo.

 

Será en otra vida, queridos amantes,

no estaba en su destino ser semejantes.

Fred prepara el vino para esta noche,

Dany duerme a sus hijos y camina hacia su coche.