Quiero que la noche no llegue
reforzando mis añoranzas;
quiero que despunte el amanecer
complice de lo que no deseo ver
con superficial desesperanza;
que la luz de la razón despegue
e ilumine el corazón sombrío
desolado y sin estrella;
quiero el ímpetu y el brío
de la ola que con fuerza se estrella
en los brazos de su amada arena; amar con las fuerzas del viento
lanzar al fuego las cuitas y penas
para seguir ansioso y sediento.