Ama a quien te plazca sin ser esclavo de tu propio amor.
Quédate donde no desees irte nunca, en ese que sea tu lugar seguro, en dónde el amor venga de vuelta, dónde crezcas, dónde sonríes, dónde te consuelen.
Pero si el ciclo acaba o se rompe, vuela, vuela a dónde vuelvas a sonreír.
Somos un microsegundo en el tiempo del universo, un átomo participe pero no indispensable así que vibra a tu gusto.
Aunque maravillosa y majestuosa una presencia tan volátil cómo para desperdiciarla en el prejuicio de alguien más.
Se feliz, para ti y por ti y contagia a los demás, expande tu alegría, tu amor, sirve, da, entrega a raudales, y si sientes que es un desperdicio, abre un nuevo camino a tu rio.
Que tú amor sea como el rocío, ni tan presente, ni tan ausente, incluso el amor en exceso ahoga.
Guardate algo para ti, hazte sonreír, consiente tu propio ser, eres lo que das.
Tc