Regocija que Francia Márquez haya sido elegida
como vicepresidenta de Colombia. ¡Sí, qué alegría!,
reconociendo que personas no Negras –que
proclamo que ‘blancas’, en especial-
respaldarla en las urnas decidieron. Pues,
ninguna duda haya, eso implica un progresar
en la plausible misión de ir prescindiendo de aquel
irracional racismo hacia los Negros.
Racismo que, ¡cómo no!, malo es con quien sea.
Considero, y moriré convencido de eso,
que tal guerrera pacífica a la Vicepresidencia
no subió por chiripa, ni por generoso regalo. ¡No!
Francia, a la que le gritan que “melega Negra igualada”,
“simia” y más improperios, tal espacio lo consiguió
merecido porque desde muchacha ha sido ¡una berraca!;
que, apenas obvio, con prioridad procurando
siempre lo mejor para su Hermandad Negra; pero,
a la par, por justicia social y por PAZ cual el sol brillando
para la generalidad del colombiano pueblo.
¡Eso es el “vivir sabroso”, que sin ‘racializarnos’!