Un árbol con ramas de alambre
en la espina dorsal, una brisa salvaje
que socava como nueva forma de tocar.
Geometría cóncava de un cuerpo
como campo de batalla
que descubre, en el rostro, un animal.
Dos terrones de azúcar por desmenuzar
y un arroyo clamoroso han legado,
por bandera, una risa destilada.