Soy un ángel satisfecho
con mi propio desenfado,
y así al fin sin techo
encuentre la hemorragia.
Mi miedo en el frasco
ya parece que se calla
y tengo fresco
todo lo que es necesario
para un nuevo asalto
si quedo absuelto de esta raya.
Qué más controlan mafias
si no hacemos soñar alto
sofocándonos fragancias
que nos llegan hasta a hartar.
Están mis dignidades a la carta
en un podrido hostal.
Más postales no me mandes
o te las devolverán
con promesa de otro tanto
espacio para volar
incluso aunque el pánico
presente cruel batalla
sin variar lo inaguantable
en otra etapa ya de más.
Yo sabré a qué aferrarme
cuando colme lo infernal,
cuando la amenaza sea del aire
al respirar tan despacio
como una marcha funeral.
Qué sucede en el diván
que de pronto no hay percances,
ninguna enemistad
en el cristal al quebrarse.
Todo mi mal que se disfrace
porque hoy es el día
que yo salgo además
a ver lo que la caza me trae.
Sigo descalzo
y el paso aquí a dar
es sobre terreno muy arduo:
ya me duele hasta el alma
de tanto que ardo.
Van andando mis ganas
de encontrarme un romance
allí entre las ramas
en cada viva imagen
que sencillamente anida
en mis pupilas dilatadas
con tan sólo su bombilla
de esperanza.
La verdad que cómo brilla,
condenada!
Lo real es un enigma
en las manos de un fantasma.
Nos aplasta la codicia
todo en sí comida rápida.
En la azotea son los buitres
de esta sociedad enfermiza
aprovechándose al despiste.
Tú bien sabes lo que hiciste
para estar hoy frente a mí
suplicando que te hechice
lo que más pueda decir.
No es que sean tan felices
las personas por ahí.
No me engañes, no me grites
si no quieres compartir.
Pongamos a esta partida ya un fin.
En mitad de un desvarío
ya podría confundirme
y no sufrir
como es de origen
la tendencia infalible.
Me siento como el oxígeno
sutil y si reviento
ya será por cortesía
a un mundo que es terrible.
A la princesa no le interesa
que la pringues.
El suicidio es cosa tuya;
no me incluyas en tus crímenes
ni tan sólo por la burla
que suscite en mí intereses
aún más burdos.
Qué después de la renuncia
mía a perderte:
me masturbo?
Aguas turbias yo inconsciente
me las fundo.
Por mi mente algún revés
me envenena hasta lo absurdo
mientras hay quien cena
su solo bulto
sin más que penas
por ver lo mutuo.
Invádeme por los conductos
si no hay quien vele
esto todo junto,
ni las paredes
con el tiempo justo.
Ya que alguien nos lleve
adonde yo me apunto
sin saber qué conviene
a un tal de turno.
Fumando subo
hacia otra intensidad
ajeno aquí a esta parte
importante que es vital.
Sólo así evitarás el trance
resultante de tal caos
en los estantes
por atrás de tu ventana.
Consolidarás un día más
con la misma mente plácida
cuando todo en ti descanse
el vacío de sustancias.
No hay retorno momentáneo
ni siquiera a sublevarse.
Trae el viento todo el daño
y se lleva su buena fe
ya por delante.
Son las garras de la amante
amarrándose al placer
de mi distancia
cada vez que le hago caso
al ocaso de otros seres
resumiéndose en su sed.
Qué nos contiene
que no siempre
parecemos tan alegres.