El grito de tu muerte
anula los aullidos
de mis filiales versos
mientras el féretro cierran
con mi cálido beso
ganando al acre y frío
perfume de tu cuerpo.
Camino mi orfandad
por las mojadas calles,
de soledad henchidas,
con el cálido beso
calmando mi amargura.
Ya no pasearemos,
cogidos de la mano
por el enjuto parque,
yo por ti
mi orgullo como hijo,
tu por mi
tu calidad de madre.
Ahora, cuando el cierzo
mi ancianidad enfríe,
repetiré los pasos
que dimos en el parque
sabiéndote a mi lado
guardando mi declive.