Colinas íntimas,
altivez de un paisaje colosal,
debut azul del cielo.
La niebla se burla de los colores de la ropa.
Detrás de la cortina hay vergüenza y silencio.
La desnudez copula la mirada lozana,
alba en la colina,
especias del hombre y la mujer.
Hervor en la soledad
que fermenta la intimidad
asido a los voces que nunca suelto,
a los rumores de multitudes.
El motor encendido ruge y susurra,
con la esquina viene un giro repentino
y el zigzag imposible,
el contra paradigma le nace,
irradia la respuesta sin filtrar,
el rumoreo de la marcha del motor.
Un rumor lejano, un pueblo, un auto-stop,
la respuesta demorada de una abuela
detenida en la cumbre.
El sonido interceptado por la intensidad
abigarrada con los colores de la montaña
y el claro en la apertura de los sonidos.
Los rituales del tiempo no tienen cortes.
Las celdas de la memoria
graban la lentitud de su cuerpo,
la paciencia en la búsqueda de palabras
y las interferencias… y el roce de lo que late.
José Luis Galarza (Calchaquí, Santa Fe, Argentina: 2019)