Freddy Kalvo

Poema otoñal

¡Oh senectud, qué ingrata eres

con la vida y con la piel!

Y tus hilos como nieve,

son cual flores de laurel.

 

En tu seno la experiencia

del pasado, del ayer,

con sapiencia ella se mezcla

en reflejos del saber.

 

Y la dicha de la vida

en los años se te ven

la templanza la cobija

porque ha sido tu sostén.

 

Ya tus pasos muy cansados

parecieran no llegar

pero jóvenes lograron

muchas metas alcanzar.

 

¡Oh senectud, qué ingrata eres,

con la vida y con la piel!

Y tus hilos como nieve,

son cual flores de laurel.

 

La mirada ya obnubila

el paisaje del ayer;

se aglomera la neblina

¡Qué difícil se hace ver!

 

La palabra entrecortada

como canta el torogoz

muy pausada se retrasa

y más griega oigo tu voz.

 

Ya tus manos inseguras

no controlan su temblor

pero son manos augustas

porque han dado mucho amor.

 

¡Oh senectud, qué ingrata eres,

con la vida y con la piel!

Y tus hilos como nieve,

son cual flores de laurel.

 

Los olvidos son comunes

y abundante es el sufrir

con dolores que te surgen

y estropean tu existir.

 

Gloria, gloria hoy a tus años

que has vivido con pasión

y también por el legado

que aportó tu corazón.

 

¡Oh senectud, qué ingrata eres,

con la vida y con la piel!

No permitas que te dejen

con desprecios y con hiel.