\"La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor. \" R.D
En el mundo de la curiosidad
a la vera de un viejo camino
se levanta un suntuoso castillo.
que, aunque perdió su belleza
conserva su bien ganada majestad.
Allí vivía una doncella que, como tal,
guardaba sus recuerdos en el altillo
en cajas llenas de cartas y fotografías.
Soñaba, noche a noche con su príncipe
que aún no sé, si perdió su color azul
porque lo soñó tantas veces, día a día
que no es difícil, se haya descolorido.
Pero del color que sea, era su preferido
vivió un hermoso romance con él,
mientras contenta y feliz ocupaba
todo el tiempo que le quedaba
en el armado de su ajuar.
Sin llegar, su boda a concretar
un día, muy apenado el príncipe se marchó,
comprometido, como estaba con el Rey,
a luchar por el reino, como era su deber
más, le juró que al volver
la desposaría y princesa había de ser.
Pasó el tiempo, los arboles florecían,
después perdían sus hojas y sus flores
que año a año volvían a renacer
mientras la doncella armaba entusiasta
y desarmaba con pena su dosel
donde no perdía la esperanza, de vivir con él
El tiempo inexorable como es,
fue envejeciendo a la bella doncella
con menoscabo de su belleza,
que en el reino era sin par.
El destino de la doncella, como la vida
se fue diluyendo en el tiempo
y de ella no supimos nunca más.
¿Cuántos de nosotros, como la doncella,
envejecemos esperando hacer realidad
los sueños que acunamos alguna vez,
sin pensar, que el hombre propone,
más, es Dios, el que dispone?