polvo de mi pueblo,
de mi alma y de mis manos,
polvo de la carreta rodando hacia el horizonte,
polvo que las manos de la lluvia vuelven barro,
que se levanta y camina,
que desciende y transforma,
que cae y que se abraza
despues de los pasos del destino,
polvo que juega a ser carne, se fatiga y se derrite,
polvo que anda marchitando las raices de las flores,
polvo que va y viene y se vuelve mar en los rayos soleados,
polvo que se cansa de ser vientre y se hastia de placeres y deseos,
polvo que el plumero de la muerte llevará al sepulcro,
polvo que sopló el señor de las proximidades...
y resulto esta creatura viviente,
esta mano que escribe.