Se acabó la música,
Enmudeció la calandria.
Se extinguieron las luces
De mis calles adornadas.
Con primavera de caricias
Con la dulzura de tu alma,
Nos arropó la noche,
Con su manto de desgracias.
Se rompió la cuerda,
Se quebró la aljaba,
Se perdieron las flechas
Como manojos de paja.
Se inundó el desierto
De nuestras vidas magras
Con mis lágrimas de ríos,
Con tus gemas oceánicas.
Se terminó la historia,
Llegó a su fin la barca,
Atracó en el muelle
La desdichada calma.
El silencio palpita,
En la noche estrellada,
Y los dos despertamos,
A la verdad desgarrada.