Mañana gélida en cementerio odiado,
pasos de vida entre los nichos muertos,
sollozos oigo en corazones rotos
lluvia y lágrimas a ritmo acompasado.
Abierto encuentro el panteón del duelo,
temblando aguarda el buen sepulturero
mezclando el agua y el yeso con esmero
mientras la caja avanza en el silencio.
Ya la levantan los brazos temblorosos
y se desprenden del cuerpo ya difunto,
por fin se esconde el féretro en el hueco;
Ya ocultan la luz con el yeso muerto,
flores tapan el nombre del sepulcro,
… y los vivos visitan a sus muertos.