A la sombra, inmensidad en vivencias,
que me regala el álamo añoso
estoy con mis muertos amados
a los que amparo en mi ser.
Sólo el arrullo de la paloma es testigo
del encuentro eterno en el común entorno,
donde juntos pudimos revivir muy quietos
la maravilla que nos contuviera
desde aquellas épocas de gozo.
Hay algunos cambios, pero no los noto.
El boscaje nos permite compartir
-fugados de toda inercia temporal-
hasta las mismas voces que cruzábamos
en el amoroso coloquio del íntimo recuerdo.
De mi libro “Del ser de mi existencia”. 2018 ISBN 978-987-4004-71-0