Hay personas parteras,
que permiten nacer de nuevo
cuando uno ya estaba muerto.
Que borran de tu existencia
todas las manchas,
para estrenar traje nuevo.
Te reconcilian con tus sombras
y devuelven la dignidad perdida.
Son hojas en blanco
que animan a reescribir
los irrenunciables sueños.
A su lado el futuro
es menos incierto.
Son luz y amanecer,
cuando todo era noche.
Sin ellas la existencia
seria como un callejon sin salida
en el laberinto de la vida.
Si aparecen
vivir merece la pena.
Hacen que surjan nuevos brotes
en terrenos yermos.