Voy a morir, olvidando el suave y dulce desengaño del momento.
No voy a vivir, recordando el amargo y agreste bocado del pecado, he olvidado hoy la estúpida idea de un amor sin engaño, renegando de la vida y del rebaño, que detesta al lobo más tiempo que el del pastor comiendo la ternera a fin de año.
No deseo morir, a quien engaño, deseo dormir mil años sin ser olvidado y despertar treinta veces más sin estar en ningún lado. No quiero morir, pero tampoco quiero estar vivo, más bien pido estar dormido despertando únicamente bajo la lluvia de un hogar sin techo, respirando un cigarro y un puro mal hecho, por no encontrar la pipa y haber muerto a tiempo, antes que la locura me haga dar golpes de pecho.
Voy a hacer fila antes, para alcanzar el turno temprano en el que la muerte me lleve a tiempo, que no tarde, ni se haga desear demasiado y me lleve antes de que en la mente se me dispare el dado, al fin me despido de la vida, renegando sus dulzuras, la amargura de la duda, si hay un sueño o solo luz muda, sea ese el silencio que al fin abre alcanzado! Al fin, voy a morir, voy a morir, voy a dormir...