Daniela Cortés

costumbres

Empecé a acostumbrarme a tu ausencia;

me desperté y ya no fuiste lo primero que llegó a mi cabeza

¿Será que te estoy olvidando?

La verdad es que no lo sé con exactitud,

pero ya no espero que al sonar el teléfono seas tú.

 

A tu silencio me estoy acostumbrando,

muchas veces me sometiste al abandono,

que ahora ya ni siquiera lo noto.

Solo es cuestión de tiempo para que vuelvas,

y desempaques tus maletas.

 

Oh mi amor, mediocre y falso amor,

te esforzaste tanto en alejarme de ti

que el camino de regreso no aprendí.

Es una pena que no me hayas correspondido y ahora en tu retorno encuentres los restos de un amor fallido.

 

Es solo que me acostumbraste a tu mala manera de querer,

que ahora soy yo la que no piensa en volver.

He aprendido a no llorar tus desaires,

dejé de contar tus infidelidades;

ya nada de eso me afecta en estos momentos

porque para mí tu amor nunca existió

y si existió, hace mucho que se murió.

 

Me acostumbraste a la soledad,

dejándome el corazón a la mitad,

te olvidaste por completo de mí,

no consideraste mi sentir.

Así que ahora no me reproches la frialdad,

cuando siempre que volvías aprovechaste mi bondad.


Me acostumbraste a tu desamor,

a tu indiferencia y en mí creció rencor,

perdóname, ya no hay más que decir.

Sé que nunca te tuve, entonces nunca te perdí.