A ese virus de la muerte,
lo llamo, pero no me oye.
¿Querrá venir traicionero
como el ladrón que se esconde?
¿Querrá venir en silencio?
¿Querrá llegar por la noche?
¿Querrá quedarse al acecho
como el águila en el monte?
Así no quiero que llegue.
Quiero mirarlo de frente.
Quiero tranquilo esperarlo
y decirle que soy fuerte.
Pero es él el que cobarde,
que sé que me está atendiendo,
siente el miedo al desafío
que sabe le estoy haciendo.
Yo le daré todo a cambio.
Todo, salvo mi pasión
de servidor de la vida,
de defensor del honor.
También le daré mis miedos
y los temores sufridos,
porque allí donde me lleve
no tienen lugar ni sitio.
Quiero que sepa que iré
tranquilo como el primero,
que conmigo irán también
mis mejores compañeros,
valientes que como yo
se enfrentaron al destino
sin ninguna condición
y con su deber cumplido.
Él, que a todo el mundo acude
sin que quieran ver su espanto,
¿por qué no viene hacia mí?
¡no ve que le estoy llamando!
Quiero decirle tranquilo
que seré el mejor soldado
dispuesto a entregar su vida
por el herido callado.
Cuando llegue le aseguro
que haré larga su osadía.
Que no se sienta orgulloso,
presunción de cobardía,
si él no mata, matan otros
en su nombre y con tu firma.
Me vencerá o venceré
pero yo, con valentía.