Nicolás Ordoñez

LLAMAS DE DESEO

Aun sigue esa lumbre, apenas viva, apenas tibia;

asentada la llama sobre astillas de locuaces conversaciones

que trascienden la insondable noche cuando escucho tu voz,

que aumentan mi codicia por la cercanía de tu cuerpo,

por largos y profundos sorbos de vino,

 donde mis áridos labios proclaman una cascada de afrodisiacos besos;

por una interminable velada  que solo culmine si al otro día amaneces sobre mi torso