Bajo un manto de estrellas queda,
la piel de seda sueña quieta,
con el roce de una promesa,
como flor al alba despierta.
El rocío besa y perfuma,
su tersura, fresca y ligera,
cual caricia primera y suma,
de un amor que al fin primavera.
Al albor de la aurora suave,
despierta al canto del jilguero,
piel de seda, sin ningún pero,
la natura su belleza grave.
En el día que se despliega,
la calidez del sol la envuelve,
piel de seda que el tiempo vuelve,
a la vida que siempre entrega.
La piel de seda al viento habla,
con susurros de hoja y rama,
cuenta historias en la cama,
de un amor que nunca se acaba.
El sol al ocaso la dora,
y en su fulgor se va tiñendo,
la piel de seda va entendiendo,
que cada día es nueva aurora.
Por la noche, bajo la luna,
se convierte en lienzo de sueños,
donde pintan los hados dueños,
de la noche, su fortuna.
Disfrutando en el ciclo eterno,
la piel de seda vive y siente,
bajo el cielo, vasto y clemente,
su historia es un libro tierno.