Una paradoja es el amor que te imaginas.
Vivirá en la constante sospecha que mata.
Al final, tu papel será, el de la Eva adivina.
Y no experimentarás, esa sensación grata.
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Todo amor imaginado, requiere de presencia.
Quién podría dejar su amor a un triste azar.
Si no hay seguridad no hay plena existencia.
La sensatez, forma parte en el arte de amar.
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Los humanos, elaboramos cuadros de ilusión.
En ensoñación, nos creamos, sutiles verdades.
Y tantas fantasías, teñidas de ingenua pasión.
Puede que, al final, notemos esas falsedades.
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¡Por amor, nos creamos un mundo de fantasía.
Como es hechizo, no hay placidez, en esa falsía!