Piense usted: —¿Cuánto pensamos,
dando lustre a la razón
superando la emoción
y, si libre razonamos?
Si lo hacemos, pues estamos,
razonando y comprendiendo
y lo vamos asumiendo
en la vida cotidiana,
como luz de la mañana
cuando va resplandeciendo.
Piensa el pobre, piensa el rico
pero… —¿Qué os han de pensar?
El pobre en qué trabajar…
—¿Y el rico? —¡Hacerse más rico!
—¿Tú lo sabes, Federico?
—¿Lo razonas? —¡No lo sé!
Si razonas el porqué
ya tendrás buena conciencia
y marcada diferencia
del que viendo nunca ve.
Razonar es importante
porque te ha de proveer
los destellos del saber
sin andar como un errante.
Pero… —¿Cuál es la variante,
qué debes hacer? —¡Buscar
la verdad, leer, pensar!
«La persona que desdeña
lo que la razón enseña,
nunca aprende a razonar».