Preguntamos para qué venimos
Decimos que caemos
Y olvidamos describirlo
Miramos en los ojos de los demás
Y sembramos vientos en aquellos abanicos
De día nos juramos amar
Luego es la orientación de las cosas
Las que nos dicen que el pensamiento debe sujetarse a su molde
Salimos con las ideas confundidos
Y pensamos en las sensaciones de qué falta hacer
Los recuerdos son la sal cotidiana
Nos damos cuenta de la densidad de la paciencia
Y renunciamos con consciencia a hablar
Porque los oídos se encuentran en los túneles
Se acelera la experiencia
Y dejamos testimonio cada día
Como si a alguien le generara interés leer lo que otro piensa
Sentimos cómo el cuerpo se amodorra
Y la voluntad de un poder se acerca y se siente
Hacemos lo prohibido
Y mordemos la bandeja de frutos secos
Alucinaciones nos protegen
De aquí hasta la morada