Morir de hambruna no me parecía tal mal
pero te probe, y, mordí un trozo de ti.
Fue ahí cuando decidí abandonar el veganismo
y dejarme perder en la carnalidad de tu cuerpo.
Eres la nueva dieta que pido llevar,
para poder estrujar ese dulce melocotón trasero,
poder morder tu hombro izquierdo
y lamer tu tronco, sabor canelo,
tus labio ya no son solo cítricos
sino que resultaron encacahuatados, melosos y avainillados.
Eres el trozo de vida
que pido devorar.