Alejandro

Calar

Tengo las letras gastadas

de tanto tiempo,

las verdades son risibles,

las sonrisas se adornan con pinceles.


El cianuro que me fumo

ya no me sabe a nada,

las hojas caen lentas

como esperando una llegada.


Las deshoras,

los desalientos,

los desánimos colgados de un perchero,

las bicicletas de cadenas rotas,

los olores del desconsuelo.


Yo camino porque sigo

teniendo los pies puestos,

porque los pasos me cuelgan,

porque los días me empujan,

no camino para mirarte

ni para mirarme,

no es mi intención polinizar los caminos

ni formar zurcos para que se acumule la lluvia.


A veces todo pasa,

a veces todo vuelve,

cuando estoy cojo me alejo de casa,

y no me hacen falta los "adioses"

sin dioses

ni un paraguas para el rocío,

ni cantar, que no es lo mío,

tampoco lanzarme al vacío,

me quedo como sintetizando

el alimento que me da la luna,

bebiendo la humedad que aparezca

sin silencio ni gresca.


A veces sólo escucho

y me siento tan repetitivo,

el eco me lleva al hastío

de los mismos nombres,

me canso de todo lo mío

y por supuesto me canso de los hombres.


O solamente juego

a que todo está bien

y sonrío

y todo está bien,

me animo a decirlo

y todo está bien,

lo escribo en cualquier lugar

y todo está bien.