No la conocía, pero desde la primera mirada de sus maravillosos ojos rasgados. Supe que en ellos habitaba la magia y la tristeza.
Que de su mano, podía cruzar el puente al otro mundo. Donde habitan sólo nuestras voces en el universo.
Que en su espalda blanca por las noches brilla la luna. Que sabía amar con destellos y brillar en la penumbra
Ana podía sacar el alma y hacer flotar la mía
Ana era volar con las hadas. Ana era para mi corazón la perfecta alquimia